martes, 30 de noviembre de 2010
So much things.
"Te quiero, pero eres algo imposible de conseguir ... he perdido la batalla, pero te aseguro que la próxima, no la perderé, lucharé hasta el final, con todos mis hombres y todas mis armas, daré todo lo que sea, por solamente tenerte a mi lado."
Memorias, algo que odiaré estar recordando siempre.
Memorias, algo que odiaré estar recordando siempre.
Me enamoro y luego veremos que pasa.
Ella está ahí, sentada en el banco, viendo pasar a las personas caminando por aquel precioso parque. De repente, vió algo, algo que no se imaginaría. Vio aquella persona de la que se enamoraría. Él decidido, después de haber contemplado su bello rostro, fue a conocerla. Se presentaron, típico es dos personas que no se conocían. A ella le pareció extraño, que alguien, de apariencia vulgar, fuera a hablar con ella, de apariencia rica, que de echo lo era. Pero esas apariencias, engañan ... ella decidió seguir conociéndole, ver como era su personalidad. Sin darse casi cuenta, se enamoró, pero él tenía un pasado un poco negro. Un pasado que ella acabó descubriendo por si sola. Era raro, que cuando ella quisiera quedar con él, Jake le digera que no. Siempre le decía que sí, hasta que llegó el día, en el que todo cambió.
-¿Quedamos para vernos hoy?- pregunta entusiasmada.
-No, no puedo, he de hacer un par de recados.-Negó.
-¿Tampoco podemos quedar después de esos "recados"?
-No, estaré cansado.- Se excusó.
-Vale ... ¿y mañana podremos?
-No.- Dijo él.
Al cabo de las semanas, no pudieron quedar ... ni siquiera Jake respondía a las llamadas de Taylor,nada, no sabía absolutamente nada de él. Con el paso del tiempo,Taylor se hartó, decidió ir a espiarle. Le vio por las calles de Las Palmas, para ser exactos, en el Hoyo, Vegueta. Estaba cerca de la estación de guaguas, esperando impaciente, a que aparcara aquel camión que venia. Finalmente, rodeó el coche, para hablar con el chico que iba sentado en la parte de alante del coche, conduciendo. Estaba hablando con Jake, pero Taylor vio algo que le extrañó bastante, vio que le estregaba un saco lleno, hasta arriba, de un polvo blanco. Desgraciadamente, vio como se caía ese polvo, poco a poco de ese saco, y de su bolsillo. Taylor, al estar extrañada, se dirigió directamente a su casa, y le pidió explicaciones. Jake se las dio.
-¿Qué era lo que tenias en aquel saco?
- ¿Qué sacó, de qué estas hablando? -Pregunto asustado, nervioso, sin saber que contestar.
-El saco que le entregabas a aquel hombre en el Hoyo. - Afirmó Taylor.
[...]
- Quieres que te diga la verdad, ¿no?- Se rindió.
-Sí, toda la verdad, con todo detalle.
- Soy traficante de droga, consigo dinero de esa manera. Esta crisis me está matando, no consigo un puto trabajo.- Confesó.
- ¿Y no podías buscar otra opción, no?- Dijo ella con las lágrimas callendo por su mejilla.
-Que quieres que hiciera, no había otra opción.
-¿Cómo que no había otra opción? Es como si yo me hago puta, como te quedas tú, mal ¿o me equivoco?- Dijo, con un nudo en la garganta.
-Pero no es lo mismo.
-Sí, si es lo mismo. Quiero que dejes de ser traficante, quiero que dejes de venderla o incluso de consumirla ... No la consumes,¿no?- Pregunta ella, ya totalmente decidida de la respuesta que Jake daría.
-Sí, también la consumo.- Confesó de nuevo.
[...]
- Se acabó, esto se ha acabado. ¿Hay algo más que quieras decirme?- Pregunta, con un dolor demasiado grande en el pecho.
-Pues ... que estoy con otra, aparte de estar contigo.
- Vale, se acabó definitivamente.
-Por favor Taylor, no me dejes así.
-¡ Quédate como te de la gana, adiós no quiero saber nada más de tí ... primero me enamoro, ya lo secundario será olvidarte, que eso es demasiado difícil!
-Lo siento ...- Dijo él, arrepentido.
-Déjame en paz, ¿vale?
Pasaron los años y ella seguía enamorada de él, pero jamás le vio. Con ese paso del tiempo, se enteró por un amigo de Jake, que él habia muerto, por una sobredosis de cocaína. Taylor, rompió a llorar, fue mucho para ella. Días después de su entierro, se dirigió al cementerio, a dirigirle unas palabras.
-Jake, siento no haber venido antes, no podía ni conmigo misma, no ... no podía. Siento lo que pasó aquel día, en el cual fue el último en el que supe de tí. Estoy totalmente enamorada de tí y esto ya puede conmigo. Te quiero, pero así es la vida y no nos tocó estar juntos esta vez. Descansa en paz, que te lo mereces.
"Esperare toda una vida si es posible, pero sobre todo quiero que sepas, que llevaré dentro de mí. Has sido mi alegría y mi pena, y nunca te olvidaré. Hasta siempre."
Ella colocó en el ataúd esa frase y unas flores.
-Descansa en paz ... - Dijo ella alejándose de la tumba y llorando.
-¿Quedamos para vernos hoy?- pregunta entusiasmada.
-No, no puedo, he de hacer un par de recados.-Negó.
-¿Tampoco podemos quedar después de esos "recados"?
-No, estaré cansado.- Se excusó.
-Vale ... ¿y mañana podremos?
-No.- Dijo él.
Al cabo de las semanas, no pudieron quedar ... ni siquiera Jake respondía a las llamadas de Taylor,nada, no sabía absolutamente nada de él. Con el paso del tiempo,Taylor se hartó, decidió ir a espiarle. Le vio por las calles de Las Palmas, para ser exactos, en el Hoyo, Vegueta. Estaba cerca de la estación de guaguas, esperando impaciente, a que aparcara aquel camión que venia. Finalmente, rodeó el coche, para hablar con el chico que iba sentado en la parte de alante del coche, conduciendo. Estaba hablando con Jake, pero Taylor vio algo que le extrañó bastante, vio que le estregaba un saco lleno, hasta arriba, de un polvo blanco. Desgraciadamente, vio como se caía ese polvo, poco a poco de ese saco, y de su bolsillo. Taylor, al estar extrañada, se dirigió directamente a su casa, y le pidió explicaciones. Jake se las dio.
-¿Qué era lo que tenias en aquel saco?
- ¿Qué sacó, de qué estas hablando? -Pregunto asustado, nervioso, sin saber que contestar.
-El saco que le entregabas a aquel hombre en el Hoyo. - Afirmó Taylor.
[...]
- Quieres que te diga la verdad, ¿no?- Se rindió.
-Sí, toda la verdad, con todo detalle.
- Soy traficante de droga, consigo dinero de esa manera. Esta crisis me está matando, no consigo un puto trabajo.- Confesó.
- ¿Y no podías buscar otra opción, no?- Dijo ella con las lágrimas callendo por su mejilla.
-Que quieres que hiciera, no había otra opción.
-¿Cómo que no había otra opción? Es como si yo me hago puta, como te quedas tú, mal ¿o me equivoco?- Dijo, con un nudo en la garganta.
-Pero no es lo mismo.
-Sí, si es lo mismo. Quiero que dejes de ser traficante, quiero que dejes de venderla o incluso de consumirla ... No la consumes,¿no?- Pregunta ella, ya totalmente decidida de la respuesta que Jake daría.
-Sí, también la consumo.- Confesó de nuevo.
[...]
- Se acabó, esto se ha acabado. ¿Hay algo más que quieras decirme?- Pregunta, con un dolor demasiado grande en el pecho.
-Pues ... que estoy con otra, aparte de estar contigo.
- Vale, se acabó definitivamente.
-Por favor Taylor, no me dejes así.
-¡ Quédate como te de la gana, adiós no quiero saber nada más de tí ... primero me enamoro, ya lo secundario será olvidarte, que eso es demasiado difícil!
-Lo siento ...- Dijo él, arrepentido.
-Déjame en paz, ¿vale?
Pasaron los años y ella seguía enamorada de él, pero jamás le vio. Con ese paso del tiempo, se enteró por un amigo de Jake, que él habia muerto, por una sobredosis de cocaína. Taylor, rompió a llorar, fue mucho para ella. Días después de su entierro, se dirigió al cementerio, a dirigirle unas palabras.
-Jake, siento no haber venido antes, no podía ni conmigo misma, no ... no podía. Siento lo que pasó aquel día, en el cual fue el último en el que supe de tí. Estoy totalmente enamorada de tí y esto ya puede conmigo. Te quiero, pero así es la vida y no nos tocó estar juntos esta vez. Descansa en paz, que te lo mereces.
"Esperare toda una vida si es posible, pero sobre todo quiero que sepas, que llevaré dentro de mí. Has sido mi alegría y mi pena, y nunca te olvidaré. Hasta siempre."
Ella colocó en el ataúd esa frase y unas flores.
-Descansa en paz ... - Dijo ella alejándose de la tumba y llorando.
No todo lo que se ve, es lo que es.
María, 27 años, habitaba en las Palmas de Gran Canaria, ESPAÑA. Era una chica normal, como otra cualquiera. Tenía el pelo largo, castaño y rizado, sus ojos verdes, una sonrisa como perlas, alta y bastante guapa. Solía ir cada día en coche a la Universidad de Las Palmas, como otros tantos días. Pero ese día, conocería a alguien que le cambiará la vida.
Nada más llegar, aparcar y entrar por la puerta de dicha Universidad, vio a ese chico, el chico que le cambiaría todo lo que es y cómo es ella.
Ese chico tenía varias descripciones:
-Pelo medio largo, liso.
-Alto.
-Buen cuerpo.
-Ojos marrones.
-Sonrisa perfecta.
A simple vista ese chico parecía el típico que se quiere llevar el mundo, el típico que todo lo sabe.
María, al entrar en clase de Economía del Mundo, vio que a su lado estaba él, Álvaro, el chico que había visto nada más entrar.
Se lanzaron miradas frías, de odio, había un mal ambiente en ese lugar inimaginable.
Tras acabar la clase, Álvaro le agarró del brazo, para poder hablar con ella. Ella asintió sin ninguna duda. Salieron al patio, dispuestos a hablar, sobre todo, a hablar de ellos.
-Bueno, quería decirte… desde que entraste y en medio de clases me pareciste bastante, inteligente, admirable de serlo. También me pareciste bastante guapa… Joder si me lo has parecido. Bueno, el caso es que me gustas bastante - Respondió él.
-Pero… ¿Cómo va a ser eso? –Preguntó ella. Es imposible, apenas nos conocemos, es más no, nos conocemos nada. No, no puede ser. – Contestó.
-¿Has escuchado alguna vez las palabras “AMOR A PRIMERA VISTA”? Pues eso es lo que me ha pasado- Volvió a decir él, intentando convencerla de que esas palabras existían de verdad.
-No, sigo diciendo que no. Prefiero conocernos y ver cómo va la amistad, y si pasa algo pues pasó, pero mientras no. – Dijo ella en tono sarcástico.
-Vale, me parece bien.
Al día siguiente, al verse, comenzaron a hablar, de cómo era su vida, de cómo son sus gustos, etc.
Todo iba sobre ruedas, sin embargo quedaban los días libres, para conocerse mejor.
A María le empezaba a gustar, empezaba a creer que se estaría enamorando de él. Pasó un mes desde que se habían conocido, y María dispuesta habló con él, sobre sus sentimientos.
Él lleno de alegría, la besó y comenzaron a salir. Iba todo perfecto, el mes más apreciado de su vida. Llegó el día del mes, el 15 de Marzo. Fueron al cine, pasaron una tarde increíblemente bien, romántica, pero preferiblemente juntos. Después de pasar semejante día esperado, pasaron los días, a poder contarse, cuatro. Ella en la Universidad no le vio, no sabía nada de él. ¿Dónde estaría? ¿Le habría pasado algo? No sabía nada. Lo llamaba y no lo cogía, hasta que lo pilló en el ordenador. Le habló y vio que estaba demasiado serio hablando, no decía nada que habitualmente solía decir. Al día siguiente, se acabó esa relación acabó.
El tema principal era, que no estaba agusto con ella, no le llenaba del todo. Eso a ella le chocó bastante, porque ya le había pasado lo mismo con su anterior pareja o más bien algo parecido.
Ella, dolida, empezó a preguntarse cosas, cosas a las que nunca obtendría una respuesta. María acabó en la más absoluta depresión, en la que nunca habría estado. Solo dedujo una cosa: ESTUVO CON ELLA POR SENTIRSE IMPORTANTE, POR TENER PAREJA Y PODER PRESUMIR DE TAL.
Jamás se supo nada de ella, nadie más la volvió a ver, pero se piensa que está en su casa, acostada es su habitación, tapada hasta arriba, llorando cada día más.
Nada más llegar, aparcar y entrar por la puerta de dicha Universidad, vio a ese chico, el chico que le cambiaría todo lo que es y cómo es ella.
Ese chico tenía varias descripciones:
-Pelo medio largo, liso.
-Alto.
-Buen cuerpo.
-Ojos marrones.
-Sonrisa perfecta.
A simple vista ese chico parecía el típico que se quiere llevar el mundo, el típico que todo lo sabe.
María, al entrar en clase de Economía del Mundo, vio que a su lado estaba él, Álvaro, el chico que había visto nada más entrar.
Se lanzaron miradas frías, de odio, había un mal ambiente en ese lugar inimaginable.
Tras acabar la clase, Álvaro le agarró del brazo, para poder hablar con ella. Ella asintió sin ninguna duda. Salieron al patio, dispuestos a hablar, sobre todo, a hablar de ellos.
-Bueno, quería decirte… desde que entraste y en medio de clases me pareciste bastante, inteligente, admirable de serlo. También me pareciste bastante guapa… Joder si me lo has parecido. Bueno, el caso es que me gustas bastante - Respondió él.
-Pero… ¿Cómo va a ser eso? –Preguntó ella. Es imposible, apenas nos conocemos, es más no, nos conocemos nada. No, no puede ser. – Contestó.
-¿Has escuchado alguna vez las palabras “AMOR A PRIMERA VISTA”? Pues eso es lo que me ha pasado- Volvió a decir él, intentando convencerla de que esas palabras existían de verdad.
-No, sigo diciendo que no. Prefiero conocernos y ver cómo va la amistad, y si pasa algo pues pasó, pero mientras no. – Dijo ella en tono sarcástico.
-Vale, me parece bien.
Al día siguiente, al verse, comenzaron a hablar, de cómo era su vida, de cómo son sus gustos, etc.
Todo iba sobre ruedas, sin embargo quedaban los días libres, para conocerse mejor.
A María le empezaba a gustar, empezaba a creer que se estaría enamorando de él. Pasó un mes desde que se habían conocido, y María dispuesta habló con él, sobre sus sentimientos.
Él lleno de alegría, la besó y comenzaron a salir. Iba todo perfecto, el mes más apreciado de su vida. Llegó el día del mes, el 15 de Marzo. Fueron al cine, pasaron una tarde increíblemente bien, romántica, pero preferiblemente juntos. Después de pasar semejante día esperado, pasaron los días, a poder contarse, cuatro. Ella en la Universidad no le vio, no sabía nada de él. ¿Dónde estaría? ¿Le habría pasado algo? No sabía nada. Lo llamaba y no lo cogía, hasta que lo pilló en el ordenador. Le habló y vio que estaba demasiado serio hablando, no decía nada que habitualmente solía decir. Al día siguiente, se acabó esa relación acabó.
El tema principal era, que no estaba agusto con ella, no le llenaba del todo. Eso a ella le chocó bastante, porque ya le había pasado lo mismo con su anterior pareja o más bien algo parecido.
Ella, dolida, empezó a preguntarse cosas, cosas a las que nunca obtendría una respuesta. María acabó en la más absoluta depresión, en la que nunca habría estado. Solo dedujo una cosa: ESTUVO CON ELLA POR SENTIRSE IMPORTANTE, POR TENER PAREJA Y PODER PRESUMIR DE TAL.
Jamás se supo nada de ella, nadie más la volvió a ver, pero se piensa que está en su casa, acostada es su habitación, tapada hasta arriba, llorando cada día más.

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