martes, 30 de noviembre de 2010

No todo lo que se ve, es lo que es.

María, 27 años, habitaba en las Palmas de Gran Canaria, ESPAÑA. Era una chica normal, como otra cualquiera. Tenía el pelo largo, castaño y rizado, sus ojos verdes, una sonrisa como perlas, alta y bastante guapa. Solía ir cada día en coche a la Universidad de Las Palmas, como otros tantos días. Pero ese día, conocería a alguien que le cambiará la vida.
Nada más llegar, aparcar y entrar por la puerta de dicha Universidad, vio a ese chico, el chico que le cambiaría todo lo que es y cómo es ella. 
Ese chico tenía varias descripciones:
-Pelo medio largo, liso.
-Alto.
-Buen cuerpo.
-Ojos marrones.
-Sonrisa perfecta.
A simple vista ese chico parecía el típico que se quiere llevar el mundo, el típico que todo lo sabe. 
María, al entrar en clase de Economía del Mundo, vio que a su lado estaba él, Álvaro, el chico que había visto nada más entrar.
Se lanzaron miradas frías, de odio, había un mal ambiente en ese lugar inimaginable. 
Tras acabar la clase, Álvaro le agarró del brazo, para poder hablar con ella. Ella asintió sin ninguna duda. Salieron al patio, dispuestos a hablar, sobre todo, a hablar de ellos.
-Bueno, quería decirte… desde que entraste y en medio de clases me pareciste bastante, inteligente, admirable de serlo. También me pareciste bastante guapa… Joder si me lo has parecido. Bueno, el caso es que me gustas bastante - Respondió él.
-Pero… ¿Cómo va a ser eso? –Preguntó ella. Es imposible, apenas nos conocemos, es más no, nos conocemos nada. No, no puede ser. – Contestó.
-¿Has escuchado alguna vez las palabras “AMOR A PRIMERA VISTA”? Pues eso es lo que me ha pasado- Volvió a decir él, intentando convencerla de que esas palabras existían de verdad.
-No, sigo diciendo que no. Prefiero conocernos y ver cómo va la amistad, y si pasa algo pues pasó, pero mientras no. – Dijo ella en tono sarcástico.
-Vale, me parece bien.
Al día siguiente, al verse, comenzaron a hablar, de cómo era su vida, de cómo son sus gustos, etc.
Todo iba sobre ruedas, sin embargo quedaban los días libres, para conocerse mejor.
A María le empezaba a gustar, empezaba a creer que se estaría enamorando de él. Pasó un mes desde que se habían conocido, y María dispuesta habló con él, sobre sus sentimientos.
Él lleno de alegría, la besó y comenzaron a salir. Iba todo perfecto, el mes más apreciado de su vida. Llegó el día del mes, el 15 de Marzo. Fueron al cine, pasaron una tarde increíblemente bien, romántica, pero preferiblemente juntos. Después de pasar semejante día esperado, pasaron los días, a poder contarse, cuatro. Ella en la Universidad no le vio, no sabía nada de él. ¿Dónde estaría? ¿Le habría pasado algo? No sabía nada. Lo llamaba y no lo cogía, hasta que lo pilló en el ordenador. Le habló y vio que estaba demasiado serio hablando, no decía nada que habitualmente solía decir. Al día siguiente, se acabó esa relación acabó.
El tema principal era, que no estaba agusto con ella, no le llenaba del todo. Eso a ella le chocó bastante, porque ya le había pasado lo mismo con su anterior pareja o más bien algo parecido.
Ella, dolida, empezó a preguntarse cosas, cosas a las que nunca obtendría una respuesta. María acabó en la más absoluta depresión, en la que nunca habría estado. Solo dedujo una cosa: ESTUVO CON ELLA POR SENTIRSE IMPORTANTE, POR TENER PAREJA Y PODER PRESUMIR DE TAL.
Jamás se supo nada de ella, nadie más la volvió a ver, pero se piensa que está en su casa, acostada es su habitación, tapada hasta arriba, llorando cada día más.

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